Diario de un Concierto de Verano.

El calor se hacía insoportable por momentos dentro de aquel túnel oscuro, cuando pudo sortear aquellas imágenes repetidas que se agolpaban inútiles en su cabeza, no muy lejos de allí halló su encuentro con la Música, fue instantáneo, sonaba en toda la calle, sonaban alborozados todos aquellos acordes, aquel bendito sonido que nunca había dejado de escuchar y que con el... volvía a sentirse vivo de nuevo.

Se estremecía a cada paso que daba para acercarse ante aquella ilusión, inquieto, iluminado por esa estrella que en un cielo azul estático cargado esa noche de miradas, reflejaba toda su existencia, todo un porqué que hasta ahora no había entendido.

La distancia que de ese momento le separaba fue un recuerdo lejano de un camino que cruzó a tientas a través de la aguas bordeando así su destino. Ensimismado quedó llegando hasta ella, aquel sonido eléctrico y envolvente era fiel recompensa a los sentidos, similar al placer de refrescarse, emitiendo cada nota un significado...

Abriendo su corazón ahora pudo comprenderlas, pudo sentir todo lo positivo que gira a su alrededor, todo lo que es verdaderamente importante y sincero aprendiendo a aceptar lo que no se puede cambiar, porque lo que realmente sonaba aquella noche era su presente, su presente expresado a través de la Música, aquel principio para imaginar el futuro.


Manuel.


Dedicado a Antonio Vega. D.E.P.