Dalt Vila.

Las luces rojas de su fortaleza,
Nos ilustran hoy a los vivos,
Lo que sus muros protegieron,
A sirvientes y a caballeros.

Aquellos que la cruz portaron,
Y que con fé cada día rezaron,
Fueron elegidos sus defensores,
De piratas y de malhechores.

Las princesas que allí reinaban,
Vestían de oropel y porcelanas,
Y al refugio de sus señores,
Vivían alejadas de temores.

Los pasadizos que ayer levantaron,
Los atajaron de secretos de piedra,
Que nos remontan a tocar el cielo,
Para otear así el paraíso entero.

Manuel.